Captura accidental de tiburón peregrino
Un hecho poco común sorprendió a la tripulación de un pesquero en el Port de la Selva, en la Costa Brava, tras encontrar entre sus redes un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), considerado el pez más grande del Mediterráneo y el segundo más grande del planeta. El ejemplar, que medía más de siete metros y superaba la tonelada de peso, fue hallado sin vida.
La captura se produjo de forma accidental durante una jornada rutinaria de pesca. La embarcación faenaba en aguas cercanas a la costa cuando el animal quedó enredado en el arte de pesca. Pese a los intentos por liberarlo, el escualo ya no mostraba signos vitales.
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El tiburón peregrino es una especie filtradora e inofensiva para el ser humano. Se alimenta de plancton y realiza largas migraciones a lo largo del año. En la Unión Europea, se encuentra catalogado como especie protegida, por lo que su captura, incluso accidental, está sujeta a regulación y debe ser notificada a las autoridades ambientales.
La noticia ha reavivado el debate sobre la necesidad de adaptar las técnicas de pesca para reducir los impactos sobre especies vulnerables. Aunque estos animales no son objetivo comercial, su gran tamaño y hábitos pelágicos los hacen susceptibles a quedar atrapados en redes diseñadas para otras especies.
Expertos en conservación marina han pedido mayor formación para los pescadores y mecanismos de monitoreo que ayuden a minimizar el impacto humano sobre la biodiversidad marina. La presencia del tiburón peregrino en aguas catalanas también evidencia la riqueza ecológica del Mediterráneo, un mar cuya conservación se vuelve cada vez más urgente.
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