Foto: Mauricio Gambarini
El Kunsthaus de Zúrich, renombrado museo suizo, ha tomado la decisión de retirar cinco valiosas obras de arte de su colección, debido a crecientes sospechas de que podrían haber sido saqueadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Estas pinturas forman parte de la colección Emil Bührle, la cual ha estado bajo escrutinio desde hace años por su origen controvertido.
La colección Emil Bührle, compuesta por 203 obras, fue cedida al Kunsthaus por la fundación homónima, creada por la familia del coleccionista alemán Emil Bührle, quien vivió entre 1890 y 1956. Entre las piezas que serán retiradas se encuentran obras de reconocidos artistas como Claude Monet, Gustave Courbet, Toulouse-Lautrec, Vincent van Gogh y Paul Gauguin.
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La medida surge tras una investigación iniciada por la fundación Emil Bührle, motivada por la nueva interpretación de los Principios de Washington por parte del Departamento de Estado de EE. UU. Estos principios, establecidos en 1998 para abordar el arte saqueado por los nazis, han llevado al Kunsthaus a reconsiderar la legitimidad de estas obras en su colección.
Según un comunicado oficial del museo, las obras retiradas «podrían entrar en el ámbito de aplicación de las nuevas directrices». Actualmente, se están buscando soluciones en colaboración con los herederos legales de las piezas afectadas. Además, una sexta obra, «La sultana» de Edouard Manet, también está siendo objeto de análisis.
La fundación Emil Bührle reconoció que algunas obras de la colección, como «La sultana», podrían haber pertenecido originalmente al industrial judío alemán Max Silberberg, quien fue víctima del Holocausto en Auschwitz. Silberberg poseía una colección de arte significativa, la cual fue dispersada en subastas forzadas por los nazis, posiblemente adquirida posteriormente por Bührle.
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Emil Bührle, conocido por su fortuna adquirida durante la Segunda Guerra Mundial a través de la venta de armamento a Alemania, se benefició del trabajo forzoso y esclavo. Adquirió numerosas obras de arte que habían sido saqueadas por el régimen nazi, un hecho que ha ensombrecido el legado de su colección.
El Kunsthaus de Zúrich, el museo más grande de Suiza en su tipo, enfrenta ahora el desafío ético y legal de manejar estas obras de arte con un pasado tan turbio, buscando no solo la transparencia en sus acciones, sino también la reparación simbólica en casos específicos como el de «La sultana».
La controversia en torno a la colección Emil Bührle subraya la importancia de la restitución histórica y moral en el arte, especialmente en relación con los crímenes cometidos durante la era nazi, un tema que sigue resonando fuertemente en el ámbito cultural internacional.
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